La dicotomia de la inconsecuencia consecuente
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CAPÍTULO 2
INCONSECUENCIAS
“Saber que no se escribe para el otro, saber que esas cosas que voy a escribir no me harán jamás amar por quien amo, saber que la escritura no compensa nada, no sublima nada, que es precisamente ahí donde no estás; tal es el comienzo de la escritura.”
(Roland Barthes)
No hablaron mucho en el viaje, solo un poco sobre la cotidianidad, en el fondo nada profundo, nada comprometedor.
Al bajarse del avión en Coyhaique, Camila quedó asombrada por la naturaleza. La patagonia, simplemente la abrumó. No habló nada, durante todo el camino, y tal como un niño pequeño, se colgó por la ventana para contemplar el bosque, oler la vegetación y más, aún contemplar el clima milenario.
Árboles, cerros cubiertos de nieve, y el fiordo con aguas calmas, le llegó al alma. Era como estar en otro planeta, en otro tiempo. Inmediatamente su acelerada alma, se tranquilizó.
Ella, acostumbrada a la selva de cemento en Santiago, y al eterno “vació” del extremo norte, sucumbió ante tanta belleza preguntándole al chofer, todo absolutamente todo, sobre el paisaje que observaban.
Marcia, la miraba atenta, hace mucho tiempo que alguien, no la desconcertaba tanto.
Camila, a simple vista parecía toda una adulta controladora, adaptada 100% a las exigencias del mundo competitivo. Sin embargo, la Camila que veía ahora le parecía frágil, y hasta inocente.
Camila, enrojeció al darse cuenta que Marcia la observaba.
Giró la cara y cambio el tema.
“Bueno… bueno” le dijo cambiando totalmente su semblante.
“El itinerario, será que me digas cuales fueron tus fuentes, si existen nuevas y eso rutina. Ahh, y mañana llega el gráfico.”
Marcia apretó los dientes, si algo no le gustaba era que se metieran con su trabajo en una forma tan descarada.
“Ósea, tu serás mi editora, ahora”
Camila, dio sé cuenta que Marcia, se molestó.
En vano trató de bajarle el perfil a la conversación.
“No es para tanto”, dijo.
“Cómo qué no, te estás metiendo en mi forma de trabajar.. ósea yo entiendo que estás trabajando conjuntamente con la revista, pero yo no me meto en tus diseños,” vociferó Marcia.
“OK” dijo Camila, y se dio que lo último que dijo fue para peor y que había metido aún más la pata.
No se hablaron, hasta llegar al hotel.
Las asperezas habían vuelto.
Cada una agarro su maleta y las llaves de su dormitorio, estaban en el mismo piso, no obstante tomaron distintos ascensores.
Camila, arregló su ropa y se recostó.
Mientras, Marcia, pasó directamente a darse un baño de tina, necesitaba relajarse el trabajo y ahora Camila, definitivamente, la estaban estresando.
Pasó como una hora y media. Sin embargo, Camila no pudo conciliar el sueño, se sintió culpable de haber tratado mal a Marcia, pensó que su forma violenta y directa de ser, lo único que lograba era alejar a la gente.
Miró el teléfono y dijo “No pasa nada, como le voy a dar tanta importancia. Total es sólo una semana” Volvió a mirar el teléfono, está vez lo tomó, y le dijo a la operadora “Comuníqueme con la habitación de Marcia López por favor”.
Marcia, se estaba secando el pelo cuando sonó el auricular. Tiene un llamado del la habitación 303 le dijeron. Marcia, de mala gana atendió el llamado.
“Si” dijo.
“Marcia, soy Camila”
“Si sé, qué quieres” dijo firme Marcia.
“Mira se que fui media mala onda, quisiera que me disculparas”
Marcia no respondió. Camila se apuro en decir. “Oye, te invito un trago, qué te parece total mañana el fotógrafo llega a las
Marcia, pensó un segundo y contestó “Bueno, en media hora más bajo”
Cortó, el teléfono.
Camila busco unos jeans tipo repollo, lo convino con unas botas cafés y se puso su mejor yérsey. Marcia se puso algo un poco más relajado. Unos pantalones cuadrilles, una blusa sugerente y su infaltable pañuelo al cuello. Se tomó el pelo con una moña. Se veía mucho más ordenada de lo usual era como si se hubieren invertido los papeles.
Camila relajada.
Marcia más seria.
A la media hora exacta bajo Marcia. Por mientras Camila bajaba se puso a ver una exposición que había en el lobby del hotel.
A Camila,le costó un rato reconocer a Marcia, el pelo tomado le acentuaba los rasgos y las pecas.
“Están bonitas, las reproducciones de Roberto Matta” dijo Camila, tratando de desviar la mirada.
“Sí” dijo Marcia.
“Son copias de serigrafía” dijo, Camila.
“Me gusta el surrealismo, pero no lo entiendo” le dijo Marcia.
“No hay que entenderlo, solo verlo y sentirlo” le dijo Camila. Dándose cuenta, que le empezaba a coquetear peligrosamente a Marcia.
Camila, se apuró y le dijo “vamos”.
Se marcharon al bar del hotel.
Veo que te gusta el arte, le dijo Marcia a Camila. “Bueno, soy diseñadora, no solo hago monitos” dijo riéndose Camila. “La verdad es que también soy licenciada en Arte, claro que nunca he ejercido esa parte.”
Marcia, prestaba con atención a lo que le contaba Camila.
Sobre sus estudios, como se arrancaba a ver las exposiciones, aunque no tuviera mucho tiempo. En un lapso, pareció engatusada por los ojos azules de Camila. Tenían algo extraño, como si nunca supieras lo que estaban pensando.
En todo caso, Marcia siempre estaba atenta a una conversación interesante. Pensaba fehacientemente que toda persona, tenía algo interesante que contar. Sabía prestar oídos, era algo que le había dado el ejercicio de su profesión.
Camila, terminó por contarle que tenía 28 años. ¿Y tú qué edad tienes? Le preguntó a Marcia.
“
“¿Siempre quisiste ser periodista?”
“A mi me gustaba escribir. Era la única posibilidad para estudiar algo relacionado. No soy de Santiago.”
“¿De donde eres?”
“De
“Yo viví un mucho tiempo en Iquique, es bonito”
“Eso dicen” contestó, aún más nostálgica.
Camila, se dio cuenta que tendría que tendría que cambiar el tema. Sin embargo, no sabía de que hablar. Marcia parecía absorta en sus pensamientos.
“Marcia quieres otro trago” fue lo primero que se le vino decir a la mente.
“La gente esta alarmada, Camila...
Existe mucha desinformación y los medios locales solo incentivan el tema.” Dirigiendo la conversación hacia la parte laboral.
“Entonces estamos en una postura similar” Le dijo Camila.
“Puede ser, claro que lo que me preocupa es, si acaso esa idea alarmista, no este errónea”.
¿Cómo? Preguntó, Camila.
“Y si los temblores, son el preludio de algo más grave. Ósea los geólogos dicen que es la actividad normal cuando existen volcanes cerca de entrar en actividad, pero si no es eso.”
“No lo creo” contestó, Camila.
“Siempre le bajas el perfil a las cosas” Le dijo Marcia
“Y tú, ¿Siempre te preocupas tanto?” le dijo con una sonrisa, Camila.
En ese minuto, llegó el mesero con el pedido. “Vaya, vaya ya era hora” dijo Camila.
Camila se puso a mirar el vaso de Marcia.
“Te engatusó el ron con coca - cola” Bromeó Marcia.
“No me acorde que yo, antes tomaba siempre ese trago”. Le dijo Camila.
“¿Y ahora por qué no?” le preguntó curiosa Marcia.
“Me hace perder el control de mi mente, hace que me relaje y me desinhiba”
7 de mayo de 2008, 9:58
ojala algun dia te publique mierda...
9 de mayo de 2008, 3:40
¿Lo has intentado?
Ok, vuelvo a esperar...
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