La vecina fleta

Hoy pensaba escribir un artículo que removiera las conciencias.
Si, que con una mezcla de humor, y una que otra frase “punzante”, el lector se quedara helado, dejara de pensar por un momento en todas las cosas que le quedan por hacer, y meditara acerca del asunto este, de suma relevancia.
Lo tenía en la punta de los dedos, varias vueltas le había dado.
Ahí estaba, con conocimientos ancestrales brotando a borbotones de mis neuronas, cuando... Me encontré de frente con la pantalla en blanco. Cara a cara. Y... Así me quedé, también.

¿Qué es lo esencial? A veces tengo muchas respuestas. En días como hoy, no la siento. No la siento... pero la conozco, la pienso, y reafirmo. Es esa cosa... que sientes cuando ves a los niños jugando en el parque. Cuando ves esa flor en la esquina de tu casa, la flor que has visto durante tanto tiempo, y por primera vez te parece única. Cuando no tienes carga en la tarjeta, y un completo desconocido te presta la suya. Cuando te están arrastrando fuera del carro del metro, y otro extraño te alcanza a agarrar, para que no caigas. La sonrisa que regalaste a la señora del quiosco de la esquina, y que ella respondió. [Serán ejemplos burdos, y clichés? Puede ser, pero me importa un soberano carajo].
Al final, entre tanta “contingencia nacional”, teorías, teoremas, constructos teóricos, ideas, enfisemas, transantiagos, y un largo ETC de demases, la vida nos va comiendo. Nos arrastra en su desenfrenada oleada de “deberes”, “quehaceres”, “obligaciones”, y estupideces de ese tipo, que nos olvidamos de parar un segundo, mirar alrededor, y disfrutar. Tanto pensar en el futuro… y, sin embargo, pocos tienen los cojones [en el caso de nosotras, “cojones metafisicos”] de mirar el pasado con altura de miras, recordar, aceptar, y seguir andando. Ni siquiera como país se mira realmente el pasado, y es cosa de mirar las noticias, para presenciar el ridículo espectáculo de estos ciegos dando bastonazos, sin raíces y sin memoria. “Sin pasado no hay futuro, porque el futuro es un reflejo del pasado”, dicen por ahí.
Bueno, la cháchara se ha vuelto algo incoherente, y sólo quería llegar al siguiente punto: lo que realmente es esencial, porque no se puede reducir, ni teorizar, ni amoldar... son esas cosas irracionales... cuáles? Las relaciones humanas. Los afectos... habrá algo tan maravilloso, y doloroso, a la vez? Algo que te hinche más el pecho, o que te tire de cabeza contra el asfalto? Otra cosa que te haga ver el mundo de manera tan hermosa, o que, de un día para otro, te parezca estar pasando tu propia “temporada en el infierno”?

Quiero brindar esta noche por la felicidad, por lo irracional, por el misterio y el asombro. Después de todo lo vivido, el solo hecho de haberlos conocido me hace sentir que puedo morir tranquila.