La Dicotomía de la Inconsecuencia consecuente
Sin embargo no fue acostarse, sino rumbo al computador abrió el archivo que llevaba meses tratando de hilar.
El texto decía:
Capitulo uno: Todo al revés
“La volví a ver está vez en el metro.
Sin embargo, no me esperaba que la tendría tan cerca, mucho más de lo que me imaginaba.
A mis 23 años me habían pasado muchas cosas y realmente mi alma era como de un abuelito, toda gastada.
Sin embargo, la cabellera negra en el fondo me había reestabilizado.
Llegue al departamento que arrendaba después del famoso incendio, cuando escuche una fuerte discusión en el departamento de arriba.
Yo había llegado allí sólo hace unos días.
Intentaba tener un poco de calma a mi alma.
Decidí ponerme a leer algo entretenido mire mi mesa y solo estaba “El péndulo de Foucault” de Umberto Eco.
Mmmm…. Pensé lectura liviana.
En eso la discusión se hizo más fuerte se escuchaban gritos.
Cuando de repente escuche un disparo.
Salí tontamente a ver que pasaba al pasillo cuando choque con alguien que venía bajando a toda prisa.
Era ella.
Sin saber, su pie se había enredado con el mió. Al tratar de seguir su huida descomunal topezazos y caímos por la escalera.
Quedamos frente a frente. Sin nada roto pero con un tremendo dolor de espalda.
Me miró con sus enormes ojos azules y me beso. Quede embobada.
Tanto que no atiné a nada.
Se paró y se fue, corriendo como llamada por el diablo.
Yo volví como pude a mi departamento.
Cuando la bulla volvió.
Habían herido gravemente a alguien en el piso de arriba.”
“Felicitaciones, Camila” Se acerco, Armando.
“Felicitaciones de ¿Qué?”, dijo Camila.
“Te ganaste la cuenta, 20 millones de pesos”
“Y la reunión” dijo Camila. “No era con este cliente, ¿Qué pasó?”
“Le gustaron tus bocetos... y mi desplante, no hubo necesidad de reunión, lo siento, y no hubo tiempo para avisarte. Lo que si quiere reunirse contigo y su grupo de gente el miércoles”.
Camila quedó atónita, por fin se había ganado la cuenta que tanto le había costado. Sin embargo pensaba que el esfuerzo no era 100% de ella, que Armando, algo estaba tramando o simplemente el trabajo no era muy valorado.
Dejó su bolso, y atinó a tomar una copa de champaña y sacar unos canapés, cuando recordó que no había comido nada desde que salió de Iquique en la mañana. En eso suena su celular, era Paula.
Se conocieron el primer año de diseño, y aunque estudiaban cosas aparentemente distintas, pronto encontraron puntos convergentes. Se hicieron rápidamente amigas, nadie podía entender cómo.
Camila, seria, estructurada, siempre alejando a los hombres con su franqueza y más aún con su frialdad. Paula, en cambio era relajada y veía al mundo como un juego, en donde cualquier ser interesante, podía pasar un rato agradable con ella.
17 de abril de 2008, 23:49
El Gnomo escribe de lo bueno, escribe de lo bueno (8)
18 de abril de 2008, 0:29
Igual no logro tomarle el gustito a esta forma de escribir ah...jajajaja.
18 de abril de 2008, 0:37
la mia?
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