La vecina fleta

[Este "Mujeres" si bien está inspirado en hechos reales -no míos, gracias a Dios- tiene un formato distinto al resto. Por su atención, gracias]

Las tenía a ambas en frente. Las miraba con calma, fíjamente... De a poco fue pasando de la tranquilidad a la rabia. ¿Por qué ellas? ¿Por qué dos, por qué no una?
Encontrar en dos mujeres distintas las cosas que le gustaban la ponían de un humor terrible, con cansancios eternos que ni su cama era capaz de aplacar. Los días se acortaban gracias a una, las noches eras minúsculas gracias a la otra, el tiempo no alcanzaba, a veces el tiempo sobraba.
Y sus ojos cansados, agotados, me miraban a mí, como si yo fuera la persona mejor capacitada para decirle qué hacer

-Mujer- le dije- No puedes pedir tanta perfección. Ya sabemos que lo que te pasa con una no te pasa ni en sueños con la otra, pero la vida es así. Y por favor, intenta no agregar a alguien más a la lista
-Es que es inevitable no quererlo todo- me dijo mirándome con ojos caídos, cansados, tristes.

Y sí, me ha dejado pensando en eso. Cuando no somos seres mediocres, nos gustaría alcanzar aquello que más se pueda parecer a la perfección o, mejor dicho, a eso que te haga más feliz, que te llene las ojeras y especialmente el espíritu. Porque hay corazones que no se pueden llenar, pues, bien en el fondo, hay un agujerito por donde se escapan gotitas de lo que guarda, lo bueno y lo malo.

- Deja de mirar con ojos largos tu propio reflejo.
- No... Yo sólo quiero ver si encuentro alguna respuesta.
- Alguna respuesta sobre qué, por Dios...
- Sobre lo que está pasando, sobre lo que siento.
- Te recomiendo perderte en el desierto. Te quiero muchísimo, querida mía, pero mejor piérdete

No es el mejor consejo que podría darle a una amiga... Pero realmente nadie puede pretender que lo va a tener todo. Que va a entender todo. Y tan pronto.


Imagen: Audrey Kawasaki