La vecina fleta

Capítulo I: La salida falsa

Existen muchas razones por las cuales en algún momento de nuestra vida, una está metida en la puerta giratoria del closet. De techo, mi primera “salida” ocurrió a los 24 años. Cuando, me enamoré perdidamente de una compañera de curso de la universidad.

Es cierto, como nos ha pasado a muchas de nosotras, tuve amores platónicos infantiles, esos, sin un atisbo de libido. Esos que eres feliz compartiendo un chupete, jugando a las barbies, dándole una caluga o en mi caso, regalando un lindo dibujito.

Pero este fue diferente. Digamos que esta amiga sacaba los más profundos sentimientos antinaturales de mi naturaleza animalesca. Ah que va. Me calentaba. Tanto que deje de comer, tanto que baje de peso, tanto que termine en el psiquiatra. Tanto que hable con amigos, mamá y todo.

Sin embargo, no pasó nada. Si, nada. A ella le gustaba tanto el pene como a mí, la Angelina Jolie. Salida falsa señores con el corazón roto, terminado con un pololo playboy, retractándome con mi mamá. Y quedando con el alma en vilo.

Hace unos meses la vi, ella sabiendo mi condición sexual. Pero sin saber, que en el fondo ella era la chispa que provoco el watazo, la pata en la raja y adentro de closet mierda… así es la salida falsa.